El síndrome de ojo seco produce una alteración en la producción y la calidad de la lágrima. Es la causa más frecuente de irritación ocular en personas de más de 65 años. Es una enfermedad multifactorial de la superficie ocular que cursa con síntomas como sensación de cuerpo extraño, quemazón ocular, picor, visión borrosa…
Las recomendaciones generales de tratamiento son: explicar el curso natural de la enfermedad y la necesidad de autocura ocular adecuada, descansar y dormir las horas necesarias, utilizar gafas oscuras de protección solar, revisión de tratamientos farmacológicos que puedan influir en los síntomas, incidir en los factores que pueden empeorar los síntomas
La lágrima natural contiene como componente principal el agua (98,3%), seguido de electrolitos (sodio, potasio, calcio y bicarbonato), proteínas (factores de crecimiento, interleuquinas, inmunoglobulinas, lactoferrina, lisozima, etc.), glucoproteínas, lípidos (colesterol, fosfolípidos, retinol, etc.) y otros.
Las lágrimas artificiales se comercializan como medicamentos y productos de parafarmacia, con diferentes indicaciones, y con más frecuencia para la sequedad ocular o síndrome del ojo seco. Recientemente han dejado de estar financiados por el sistema sanitario público
Por todo ello, ninguna lágrima artificial puede reproducir exactamente la lágrima natural. Además, la producción de lágrima natural es constante, mientras que la artificial no, y no son capaces de reproducir las tres capas conjuntamente.
Aunque las lágrimas artificiales son el tratamiento de primera línea para el síndrome de ojo seco , no se conoce bien su mecanismo de acción, las pruebas son muy limitadas.
Más información:
– Butlletí d’informació terapèutica
– IT del SNS
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