Atención al Duelo

¡Buenos días! A propósito de mi rotatorio en Salud Mental he decidido realizar la sesión web de esta semana sobre la atención al duelo. Podemos definir el duelo como una reacción ante la muerte de una persona querida y aúnque no lo consideramos una enfermedad, se trata de un acontecimiento vital estresante de gran magnitud, por lo que los profesionales sanitarios y más aún los Médicos de Familia debemos de estar formados para poder acompañar a nuestros pacientes en el que probablemente será uno de los momentos más duros de su vida.

Para ello debemos saber diferenciar entre duelo normal, duelo de riesgo y duelo complicado o patológico, así como conocer los criterios de derivación a las unidades de salud mental.

Es cierto que la forma en la que cada persona se enfrenta a la pérdida de un ser querido puede ser muy variable, pero a continuación expongo algunas de las manifestaciones del duelo normal, por las cuales no deberíamos de alarmarnos:

Sentimientos de anestesia emocional, tristeza, desesperanza, abandono, ansiedad, culpa o impotencia. Sensaciones de opresión precordial, sequedad de boca, molestias digestivas, debilidad y fatiga o alteraciones del sueño. Confusión, falta de concentración, olvidos frecuentes, pensamientos obsesivoides o pensamientos intrusivos con imágenes del muerto. Presencia de alteraciones perceptivas como ilusiones, alucinaciones visuales y auditivas (generalmente transitorias y seguidas de crítica) o fenómenos de presencia. También se consideran normales los cambios en el peso y apetito, el abandono en el autocuidado, apartarse de los amigos o la búsqueda de la soledad entre otras.

El duelo de riesgo es aquel que se da en circunstancias que lo pueden hacer especialmente dificil y estas dependen tanto de las características y la naturaleza de la pérdida (muerte repentina), como de las características del doliente (historias previas de pérdidas, enfermedad física o mental), las relaciones interpersonales (relación con el fallecido o tipo de apoyo social) y de las características del fallecido (muerte de un hijo, muerte de un niño o adolescente).

El duelo patológico o complicado es a menudo dificil de distinguir de la depresión. Se considera trastorno por duelo complejo persistente (según DSM-5) a el individuo que ha experimentado la muerte de alguien cercano y que desde entonces presenta al menos uno de los siguientes síntomas diariamente y que persiste durante al menos 12 meses en el caso de adutos y 6 meses en niños: anhelo persistente del fallecido, pena y malestar emocional intensos, preocupación en relación con el fallecido o acerca de las cisrcunstancias de la muerte. La alteración debe provocar malestar clínicamente significativo y disfución en áreas sociales o laborales y la reacción de duelo es desproporcionada o inconsciente con las normas culturales o apropiadas a su edad.

En este tipo de duelo puede ser necesaria la derivación a salud mental, que sería oportuna ante un paciente con riesgo de suicidio, si existiera un trastorno de personalidad o trastorno mental previo, en caso de síntomas psicóticos o alteraciones graves de la conducta o cuando el paciente no responde a la intervención de su médico.

En cuanto al tratamiento en AP debemos de tener claro que el apoyo psicológico es el tratamiento de elección. Tenemos que informar sobre la evolución normal del duelo y explicar que a pesar de que es un proceso doloroso por el que hay que pasar, generalemente no se prolonga más de 12 meses. El tratamiento farmacológico se pautará en aquellos casos en los que el funcionamiento social o laboral del paciente se limite durante más de 30 días. El fármaco de elección dependerá de la clínica predominante, aunque hay que tener en cuenta que no debemos tratar síntomas ansiosos o despresivos aislados que impedirían la resolución del duelo. El síntoma más frecuente suele ser el insomnio y en estos casos utilizaremos benzodiacepinas hipnóticas como el lormetazepam o fármacos Z como el zolpidem. En casos en los que diagnostiquemos un trastorno depresivo mayor si que estará indicado el empleo de antidepresivos, siendo los ISRS los de elección. Si fuera necesario asociar benozodiacepinas, se aconseja emplear las de semivida larga a dosis bajas.

La información está sacada de la revista AMF  y aquí os dejo el enlace por si alguien quiere profundizar un poquito más en el tema. 09_Salud_Mental_2015_Atencion_al_duelo

Un saludo y hasta la próxima!

 

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